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Él oyó el sonido de la corneta, pero no se dejó advertir, su sangre caerá sobre él. Pero si se hubiera dejado advertir, habría librado su vida. Sin embargo, si el centinela ve venir la espada y no toca la corneta, de modo que el pueblo no es advertido, si viene la espada y se lleva a alguno de ellos, este es llevado por causa de su pecado, pero yo demandaré su sangre de mano del centinela’.

“A ti, oh hijo de hombre, te he puesto como centinela para la casa de Israel. Oirás, pues, la palabra de mi boca y les advertirás de mi parte.

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